Esta pregunta me dejó un poco perpleja, ya que no sabía qué decir. Después de todo, si lo miras desde fuera, es cierto, él nació y se crió en México, y yo en Rusia. ¡Hay todo un océano entre nosotros!
Pero después de pensarlo un rato, empecé a darme cuenta, y a veces incluso me sorprendía, de lo mucho que teníamos en común, de cómo pensábamos igual sobre ciertos temas, de cómo compartíamos valores y deseos similares, de cómo compartíamos intereses similares. Aunque, en teoría, somos tan diferentes.